miércoles, 28 de octubre de 2015

. María Rosario Nava. Era una honrada aplanchadora que vivía en el barrio del Espejo, la cual, queriendo que su hijo no se privase de la gloria de servir a la Patria, al saber que había sido tachado por inválido en el alistamiento de 1813, vuela a la plaza, hace ver que la invalidez es transitoria y ofrécese para llevar ella el fusil mientras sana aquel de la lujación en un brazo, que era el impedimento. Y efectivamente, esta madre de temple espartano, atravesando el páramo con el Ejército Libertador, llegó hasta Timotes, donde ya hábil el hijo, le entrega el arma, lo abraza y bendice, conteniendo las lágrimas, y luego torna a la ciudad, satisfecha de haber salvado a su hijo del rubor del reproche, cuando se presentó como voluntario a alistarse bajo las banderas de Bolívar

No hay comentarios:

Publicar un comentario